Elsa y Elmar abre las puertas de su PALACIO a los tapatíos

Así fue el show de Elsa y Elmar en Guadalajara Creo que no tengo el corazón roto, o al menos no lo había sentido en mucho tiempo… pero el concierto de Elsa y Elmar anoche...

Elsa y elmar

Así fue el show de Elsa y Elmar en Guadalajara

Creo que no tengo el corazón roto, o al menos no lo había sentido en mucho tiempo… pero el concierto de Elsa y Elmar anoche me movió todo. Fue un sube y baja de emociones en el Auditorio Telmex, donde la cantante colombiana nos hizo reír, llorar, cantar y hasta bailar como si nadie estuviera mirando.

Con canciones como “Ojos Noche”, “Cómo Acaba” y “Amantes y Amigos”, era imposible detener la lagrimita y no conectar. Cada tema nos llevó a esos momentos de nuestras vidas donde el amor, el desamor y el reencuentro con uno mismo duelen, pero también sanan. Ver a la audiencia cantar y llorar al unísono fue algo mágico, como si todos compartiéramos la misma catarsis.

Más que corazones rotos: mucho poder.

Elsa no solo nos dejó con las emociones a flor de piel; también nos llenó de fuerza con temas como “GIGANTE” y “Entre las Piernas”. Esta última fue una locura: una canción sobre la menstruación que, cantada por cientos de voces, hizo literalmente vibrar el Auditorio Telmex. Fue un momento para saltar, gritar y liberar todo lo que llevamos dentro.

Bailamos, sentimos, agradecemos

Tampoco faltaron los momentos de pura euforia, como la versión pop-rockera más movida de “Planeando el Tiempo” o la delicia que es “Atravesao” en vivo, que puso a bailar incluso al más tieso de los asistentes.

A medio set, presentó una serie de canciones acústicas que fueron pura magia: sentada en un sillón, con guitarra en mano, interpretó temas como “Seguradetodo”, “A Tu Ladito” y un cover inesperado de “Un Montón de Estrellas”, dedicado a quienes llegaron al show acompañando a algún fan sin conocer su música.



Aunque el Auditorio Telmex es enorme, Elsa logró que todo se sintiera cercano. Entre canciones, compartió anécdotas que nos provocaron sonrisas, como su confesión de que no le gusta el chile (y por ende, no todos los chilaquiles) y su reciente antojo de tejuino.

La noche fue un torbellino sentimental: dolorosa, sanadora y profundamente emotiva, todo envuelto en la hermosa voz de Elsa y Elmar.

Te queremos mucho, Elsa y Elmar. Regresa pronto a Guadalajara.

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Pásele, pásele

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