La banda canadiense dió su primer show en México
La banda canadiense Good Kid hizo su esperado debut en la Ciudad de México, presentándose en el Foro Puebla y ofreciendo un espectáculo que dejó una gran impresión en sus seguidores y en aquellos que los descubrieron esa noche. La banda, conocida por su sonido indie rock enérgico y sus letras llenas de optimismo y humor, trajo a la ciudad una experiencia fresca, dinámica y cargada de buena vibra.
Desde el primer acorde, Good Kid cautivó al público con su característico estilo rápido y contagioso, donde los riffs de guitarra y las percusiones precisas marcaron el ritmo para una velada emocionante. El setlist estuvo compuesto por sus éxitos más reconocidos como “Nomu,” “Witches” y “Mimi’s Delivery Service”, canciones que son ya favoritas entre sus fanáticos, pero que también demostraron ser altamente accesibles para los recién llegados a su música. Cada tema fue recibido con entusiasmo, con el público coreando junto a ellos.
La química entre los miembros de la banda fue evidente en cada momento del show. Good Kid no solo demostró ser una banda técnicamente sólida, sino también un grupo que disfruta genuinamente estar en el escenario. Hubo momentos de interacción genuina con la audiencia, donde los integrantes compartieron chistes, anécdotas sobre su experiencia visitando México por primera vez, y agradecieron a los fans por su cálida bienvenida. La cercanía con el público fue palpable y agregó una capa adicional de conexión emocional a la presentación.
El Foro Puebla, con su ambiente íntimo, fue un excelente escenario para este show. A pesar de no ser uno de los foros más grandes de la ciudad, su tamaño permitió que el concierto se sintiera personal y cercano. Esto ayudó a crear una atmósfera casi familiar, donde la energía fluía entre la banda y la audiencia de una manera orgánica y poderosa. El sonido fue nítido, destacando los detalles instrumentales y las voces limpias que caracterizan a Good Kid.
Otro aspecto destacado del show fue la diversidad de la audiencia. Aunque Good Kid aún es una banda emergente fuera de Canadá, el público estuvo compuesto por personas de diferentes edades y nacionalidades, todos unidos por su entusiasmo por la música en vivo y su amor por el indie rock. La energía no decayó en ningún momento, y la interacción entre la banda y los asistentes fue clave para mantener ese nivel de conexión durante toda la noche.