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Hace cuatro años Mogwai lanzó su álbum As The Love Continues pero al poco tiempo de su estreno, la banda atravesó uno de los puntos más difíciles en toda su carrera. Cada uno de sus miembros había pasado por un infierno, por lo que decidieron reunirse y trabajar en un nuevo proyecto, refugiándose de su duelo.
Con ayuda del legendario productor estadounidense. John Congleton, grabaron su undécimo álbum The Bad Fire en Lanarkshire, creando así una colección de canciones que renueva el estilo de la banda escocesa y la catapulta hacia un brillante futuro, lleno de canciones grandiosas y explosivas.
La aventura comienza con “God Gets You Back”, que nos recibe con una secuencia de sintetizadores que funcionan como cimiento de la pista. Poco a poco se le incorporan nuevos sonidos: acordes dinámicos que recorren de un canal a otro, bajos gigantescos y graves, así como teclados reminiscentes al soundtrack de un videojuego del SNES. Al poco tiempo, se añaden unos platillos con efectos de eco, a los que se le suman unas guitarras reverberadas que parece que dialogan entre sí, logrando una pieza espacial que recorre todo tu cuerpo y te hace flotar.
Siguiendo con “Hi Chaos”, aparece la primera pista instrumental del disco, una herramienta que Mogwai lleva dominada desde hace años. De manera instantánea el pegajoso riff de guitarra se te graba en tu mente para que, posteriormente, llegue el tremolo picking de Braithwaite para derretirte la cara.
Después con “What Kind Of Mix Is This?”, la canción nos lleva de la mano a través de un viaje cósmico, que comienza de manera serena para luego tronar con los estruendosos golpes en la batería por parte de Bulloch.
Seguidamente, arribamos al último sencillo previo al lanzamiento de The Bad Fire, “Fanzine Made Of Flesh”. Donde los íconos del post-rock nos muestran una nueva faceta e incorpora elementos de electro pop para llevar al disco hacia nuevos horizontes. La progresión de acordes de Braithwaite se enlaza con su voz codificada, mientras que los teclados de Barry Burns brillan con intensidad, intercambiando entre una línea principal elástica y secuencias arpegiadas.
Braithwaite mencionó que esta canción fue escrita en Brooklyn cuando se alojó en casa de Alex Kapranos en otoño de 2023, también comentó que “Fanzine Made Of Flesh” en su cabeza suena como un cruce entre Kraftwerk, ABBA y Swervedriver.
El punto más tranquilo del álbum aparece con “Pale Vegan Hip Pain”, en donde Mogwai incorpora sintetizadores bizarros que parecen sacados de una consola alienígena para llenar nuestro corazón de melancolía. Al terminar, hacen una transición imperceptible hacia la siguiente pista, “If You Find This World Bad, You Should See Some Of The Others”, que mantiene la serenidad de la canción anterior para posteriormente hacer que todo estalle con una red de distorsión que te captura y no te permite escapar hasta que los escoceses te liberan, te dejan reposando, suspendido en el aire con sus riffs armónicos.
En “Volcanoes”, Braithwaite nos vuelve a cautivar con su dulce voz que se une con un desfile de ruidos que contrastan entre sí; sonidos crudos y relajantes que participan de manera simbiótica. A continuación, aparece “Hammer Room”, que arranca con un sonido alegre y optimista, con unos acordes y melodías muy bellas de piano acompañadas de un ritmo jovial para unificarse con unos sintetizadores penetrantes para ponerte a bailar al instante. Para finalizar, las guitarras bajo el efecto flanger de Braithwaite y Burns, progresan la canción hasta llegar al tope.
Antes de concluir el álbum tenemos una de las canciones más extrañas, “Lion Rumpus”. Empieza todo con la batería de Bulloch que rápidamente cambia su tempo para que se incorporen los demás instrumentos, destacando un solo de guitarra áspero y agresivo que da pauta a una voz robótica codificada mientras en el fondo suena el caos instrumental de Mogwai.
Por último, para cerrar el undécimo álbum de los escoceses tenemos a “Fact Boy”, que remata el disco con una hermosa pieza instrumental que suena nostálgica y suave, como si emanara de una caja musical de la niñez. Adicionando unos riffs reverberados y sintetizadores que modulan su agudez a lo largo de la canción hasta que la pista poco a poco pierde el volumen mientras que elementos de ruido se apoderan de ella, dejando una sensación desértica en nuestro ser, como si un incendio hubiera arrasado con todo.
Mogwai en The Bad Fire nos revela uno de sus discos más atrevidos en toda su carrera que probablemente en el futuro fungirá como molde o inspiración de bandas emergentes en el género del post-rock.