La Paloma son un cuarteto de noise pop afincado en el madrileño barrio de Tetuán. Ahí, en su local de ensayo, Nico Yubero, Lucas Sierra, Rubén Almonacid y Juan Rojo han urdido las canciones que componen su EP de debut, un trabajo editado por el sello discográfico La Castanya. En “Una idea, pero es triste” logran dar con el equilibrio perfecto entre ruido y melodía, musicalizando con crudeza sentimientos como la apatía, el desinterés y la nostalgia de aquello no vivido; conflictos que son los suyos y los de toda una generación.
La Paloma visita Norteamérica por primera vez con conciertos en Ciudad de México y Puebla “en México” y con la participación en el Festival SXSW de Austin, Texas. Presenta su EP de debut “Una idea, pero es triste”, publicado en vinilo y digital por la disquera La Castanya y distribuido en México por Gran Sol México.
La Paloma publican su EP debut y quién sabe lo que puede ocurrir a partir de ahí. Hasta ahora, sus canciones eran el secreto mejor guardado de Madrid. De Tetuán, más bien, porque un grupo es de donde tiene su local de ensayo. En “Una idea, pero es triste”, es palpable el esfuerzo realizado entre esas cuatro paredes; estamos ante un trabajo de banda.
Hay un componente tan visceral en el pop ruidoso de La Paloma, que escuchándolo uno no puede dejar de pensar en cómo será la traslación al directo. Lo que decíamos del momento oportuno: estas canciones son más necesarias que nunca porque seguimos faltos de estribillos compartidos, de la complicidad que se genera en una sala abarrotada, de esa euforia a la que solo se llega por la vía del pop.
Es un momento oportuno para La Paloma porque siempre hay alguien para el que todo lo que ocurre hoy es genuinamente nuevo. Así de certero es el pop. Lo meritorio del asunto es que, además, logra interpelar también a aquel al que todo esto le resulta familiar.