La de Shanik Hughes es una historia digna de película. La cantante mexicana, hoy radicada en Austin, se mudó a Estados Unidos a los 12 años, poco después de que su madre la abandonara.
“Aunque desde los tres años hacía comerciales, me fui con mi papá a Estados Unidos, porque mi mamá me dejó a su cargo. Y aunque me gustaba mucho la música, a mi papá no le agradaba la idea de que yo me dedicara a eso. Sólo me pagó unas pocas clases de piano y se acabó. Él, que era veterano de Vietnam y formó parte del Ejército de Estados Unidos, quería que yo me dedicara a pilotear helicópteros que rescataran a las personas en emergencias, porque tenía la idea de que ahí sí ganaría mucho dinero”, cuenta.
Pero Shanik dijo que no. Esa rebeldía es la que la caracteriza y que plasma en el disco que lanzará el 31 de mayo en plataformas digitales. Lleva por título “Princesa Rebelde” en cuya letra y video plasma su necesidad de salirse de los moldes a los que la industria insiste en recluir a todos los artistas.
En su caso, fue esa misma actitud empoderada la que la llevó a que, desde muy joven, tuviera que hacerse responsable de sí misma. Desde los 17 años comenzó a vivir por su cuenta y a estudiar música.
“Era algo que traía desde muy chica, tal vez hacía comerciales porque era trabajo, pero yo me visualizaba en un escenario, cantando y siendo iluminada por los reflectores. Me gustaba escuchar canciones de Xuxa; Gloria Trevi, sobre todo ´Pelo suelto´, y OV7. La música siempre fue mi primera pasión”.
Primero se mudó a la ciudad de Orlando, Florida, donde Shanik Hughes lanzó su primer disco. Había cumplido 23 años de edad y se hizo acompañar por el ingeniero de mezcla de los Backstreet Boys. Pero como ella misma reconoce, “me encontré con un disco antes de que existieran las plataformas de streaming y no supe bien qué hacer”.
Posteriormente, se movió a Miami, donde además de trabajar como bar tender y mesera, se buscó un lugar en el terreno de las telenovelas. En ese mismo sentido, confiesa que uno de los momentos más complejos que le tocó enfrentar fue enterarse de que estaba embarazada y que tendría que declinar la oferta de trabajar en una producción bajo las órdenes de Emilio Larrosa.
Pero a la par, comenzó a desarrollar una carrera también dentro de la música cristiana. Uno de sus primeros sencillos se viralizó entre la comunidad y, de hecho, aunque no de manera explícita, en su música fuera de la religión, procura mantener una línea de optimismo e inspiración.
“Siempre diré que soy creyente y que mis talentos están al servicio de Dios. Actualmente estoy trabajando con la agencia EQ Austin Non Profit, que apoya a artistas independientes, y me tiene muy entusiasmada que iré a México, para presentarme en el Café Iguana de Monterrey”.
Como mexicana en Estados Unidos, le tocó sufrir en carne propia la discriminación. A sus compañeros en la escuela, cuando era niña, no les parecía que Shanik fuera la única latina. Pero también más adelante, cuando audicionó para telenovelas en Venevisión, la necesidad mantener un físico como el que los estereotipos le exigían, le ocasionó un severo desorden alimenticio.
También más adelante, cuando decidió radicar en Los Ángeles, California, enfrentó un nuevo obstáculo.
“Ahí me di cuenta que a los cantante los contrataban por su número de seguidores y no por su talento, pero eso no me desanima; por el contrario, me dan más ganas de luchar”.
Todas estas subidas y bajadas han influido su música, su forma de componer y las letras que escribe. “Princesa Rebelde” sólo es una probadita de lo que la cantautora tiene para ofrecer y que el próximo 31 de mayo será dado a conocer.