Conoce todos los detalles de esta gran noche
El tiempo y el público mexicano se encargaron de bautizar a Rocío Dúrcal como la española más mexicana, y por mucho tiempo creímos que nadie podría lograr una conexión tan única con México, pero estábamos equivocados, porque lo que ha conseguido Natalia Jiménez es simplemente extraordinario.
Con el arranque de “La Jiménez Tour”, Natalia regresó por segunda ocasión al recinto más importante de México y lo hizo por todo lo alto. Su voz, su pasión y su respeto por la música mexicana han hecho que este país la adopte como suya desde aquel 2002, cuando decidió hacer de México su hogar. En el escenario, demostró por qué es una de las artistas más queridas y admiradas, con un show cargado de emociones y una interpretación impecable.
A lo largo de la noche, Natalia llevó al público en un viaje musical por las canciones que han marcado generaciones, convirtiendo el Auditorio Nacional en una fiesta digna de las fiestas patrias. Con un repertorio que mezcló clásicos y temas propios, nos transportó a esos recuerdos que, aunque duelan, vale la pena revivir de vez en cuando.
La velada arrancó con “El Triste” de José José, seguida de “Si no te hubieras ido”, “Si quieres” y “Bésame mucho”. Conforme avanzaban los minutos, la conexión con el público se volvía más intensa. Acompañada por una banda de músicos y coristas de primer nivel, Natalia se adueñó del escenario y compartió una anécdota especial: su camerino esa noche era el mismo en el que conoció a Juan Gabriel.
“Alguna vez estuve sentada aquí enfrente viéndolo, luego me invitó a cantar con él. Qué locura estar aquí hoy”, recordó emocionada.
Uno de los momentos más emotivos de la noche llegó con “Creo en mí”, tema que dedicó a su público con un mensaje inspirador: “Esta canción es para ti, porque yo creo en ti y porque hoy ya creo en mí”. Poco después, “Algo más” de su etapa en La Quinta Estación desató la nostalgia, y entre canción y canción, Natalia compartió recuerdos de infancia y la influencia que la música mexicana tuvo en su vida.
La sorpresa de la noche fue la aparición de Carlos Rivera, con quien interpretó “El destino”, provocando una ovación ensordecedora. Y cuando parecía que el concierto no podía ser más especial, el mariachi y el ballet folclórico de Jalisco hicieron su entrada, convirtiendo el escenario en una auténtica celebración mexicana. “La gata bajo la lluvia” y “Costumbres” fueron coreadas con fuerza, mientras que “Quédate con ella” se convirtió en uno de los momentos más intensos del show.
Tras más de dos horas de espectáculo, Natalia tomó un shot de tequila, agradeció a su público y se preparó para el gran cierre. Con el mariachi, su banda y el ballet en escena, el Auditorio Nacional explotó al ritmo de “El sol no regresa”, poniendo a todos de pie en medio de una lluvia de confeti.
Lo que se vivió con Natalia Jiménez fue un concierto para la posteridad: un homenaje a la música mexicana, ejecutado con maestría por una de las voces más poderosas de la actualidad. Un show de la más alta calidad que reafirmó su lugar como una de las grandes intérpretes de nuestra época y demostró por qué sigue conquistando corazones.
