Mon Laferte cautiva el Auditorio Nacional con su “Autopoiética Tour”

Mon Laferte regresó a su “casa”, el emblemático Auditorio Nacional, para presentar su espectáculo más ambicioso hasta la fecha: el Autopoiética Tour. Con este concierto, celebró no solo su octava presentación en este icónico escenario,...

Mon Laferte regresó a su “casa”, el emblemático Auditorio Nacional, para presentar su espectáculo más ambicioso hasta la fecha: el Autopoiética Tour. Con este concierto, celebró no solo su octava presentación en este icónico escenario, sino también una trayectoria que ha consolidado su lugar como una de las cantautoras más influyentes de Latinoamérica.

A lo largo de su carrera, México ha sido testigo del crecimiento de Mon Laferte, una artista que, con ocho álbumes de estudio, ha dejado una huella imborrable en la música. Su regreso al Auditorio Nacional, el primer gran recinto que le abrió las puertas, fue una noche inolvidable cargada de emociones y una conexión profunda con su público, un reflejo del amor incondicional que este país le tiene.

El Autopoiética Tour no es solo un concierto, es una experiencia artística integral. La noche comenzó con la presentación de GRTSCH, quien dejó el escenario listo para Laferte. Desde el primer momento, los visuales jugaron un papel crucial en la narrativa del espectáculo: una pantalla gigante que simulaba un cuadro enmarcaba el escenario, mientras una neblina cubría el ambiente. Así apareció Mon, en el centro del escenario, irradiando sensualidad y magnetismo con “Tenochtitlán”, el primer tema de la noche, dejando al público cautivado desde ese instante.

Laferte no estuvo sola en esta travesía visual y sonora. Acompañada de un grupo inclusivo de cuatro bailarines, cada coreografía parecía una obra de arte en movimiento. Los cuerpos danzaban al ritmo de su música, creando imágenes que evocaban pinturas, mientras el detallado juego de luces enmarcaba cada número como una pieza hipnótica, casi como admirar una obra maestra en un museo. La atmósfera del espectáculo envolvía a los asistentes, transportándolos a un mundo donde la música y el arte se entrelazan.

El repertorio fue amplio y lleno de emociones. Canciones como “Te juro que volveré” y la intensa “Obra de Dios” arrancaron ovaciones del público, mientras que “Metamorfosis” puso a todos a bailar. Uno de los momentos más memorables llegó cuando Mon invitó a algunos de sus fans, vestidos con los outfits más creativos, a desfilar en el escenario durante la interpretación de “Autopoiética”, transformando el escenario en una auténtica pasarela de moda.

Mon no solo brilló con su voz y presencia, también conectó de manera especial con su audiencia. Entre canción y canción, se tomó el tiempo para interactuar, agradeciendo a sus fans por acompañarla en este viaje y creando un ambiente íntimo y cálido. “Canten, bailen y lloren, que para eso son los conciertos”, expresó en un momento, lo que desató una ola de emoción entre los asistentes.

El show continuó con temas clásicos como “Antes de ti”, “Flaco” y “Mi buen amor”, donde el público coreaba cada letra al unísono con Mon. La segunda mitad del concierto mostró su faceta más alternativa y experimental, con canciones de su último álbum como “Préndele fuego”, “40 y MM” y “Pornocracia”. Los músicos y bailarines añadieron una energía poderosa que mantuvo al público al borde de sus asientos.

A mitad del concierto, con una copa de vino en mano, Mon reflexionó sobre su carrera y lo emocionante que era estar de vuelta en ese escenario. “Es mi octavo Auditorio… ¿en qué momento pasó esto?”, dijo emocionada. Luego, continuó con temas como “Calaveras”, “La mujer” y “Porque me fui a enamorar de ti”. Uno de los momentos más conmovedores de la noche llegó con “Se me va a quemar el corazón”, una interpretación desgarradora que Mon bromeó diciendo que necesitaba más vino para cantar, debido a la intensidad emocional de la canción.

El final del espectáculo fue tan impactante como el inicio. Tras más de dos horas de show, los temas “Amárrame” y el icónico “Tu falta de querer” marcaron el cierre, dejando al público lleno de emociones. Mon sorprendió al tomar la guitarra eléctrica durante “New shiny”, regalando un solo que dejó a todos sin palabras, mostrando su versatilidad artística.

Finalmente, Mon Laferte se despidió del escenario con “Casta Diva”, ante un Auditorio Nacional que no dejó de aplaudir y demostrar su cariño. Mon, quien recientemente obtuvo la nacionalidad mexicana, dejó claro que su vínculo con este país es profundo, y dijo: “Es pura formalidad porque yo creo que somos de donde queremos estar”.

Con el Autopoiética Tour, Mon Laferte demostró que su música no tiene límites. Más allá de un concierto, ofreció una experiencia multisensorial, visual y emocional, que reafirma su lugar como una de las artistas más queridas y vanguardistas de la escena musical actual.

Miscelanea

Pásele, pásele

mrindie.com

¿Buscas buena música?, Bienvenido a MrIndie