El punk no envejece, solo cambia de piel. Y Kachete, el alma rebelde que alguna vez lideró la banda peruana Terreviento, nos lo demuestra con “El Tiempo”, su nuevo sencillo que es un grito contra la obsesión de la industria musical con la juventud. Esta canción es una reflexión visceral sobre el envejecimiento, un himno para aquellos que se resisten a desvanecerse en la sombra del olvido.
“El Tiempo” es una poderosa meditación sobre la vida, entrelazando melancolía y nostalgia en una narrativa rockera. En una era donde la juventud domina, Kachete se destaca por su autenticidad, ofreciendo una mirada honesta sobre la madurez. Con cada acorde, nos sumerge en una introspección profunda, reflejando los deseos y las realidades de una generación que sigue soñando.
La producción, a cargo de Gonzalo Farfán (G-3, Inyectores), aporta una cruda autenticidad a la canción. La inclusión de la armónica, un toque inusual en el rock peruano, añade un matiz de melancolía y rabia que distingue a esta pieza. La canción culmina con el poema “Cenizas”, recitado por el músico limeño Gabriel Gargurevich, cerrando con un toque poético y reflexivo.
A lo largo de su carrera en solitario, Kachete ha demostrado ser un narrador magistral. Cada canción es un viaje emocional, un cuadro sonoro que captura la esencia de la vida. “El Tiempo” es una declaración de principios en un mar de superficialidad, una obra que resuena con aquellos que se atreven a escuchar con el alma abierta. En la música de Kachete, el paso del tiempo no es un enemigo, sino una parte intrínseca de la existencia, transformando cada segundo en un testimonio sonoro perdurable.