Un viernes como hoy pero hace una semana nos preparábamos para recibir el décimo aniversario del Carnaval Bahidorá.
Como reportera, estoy acostumbrada a ir a muchos eventos masivos, ya sea conciertos de bandas o festivales, pero jamás había presenciado algo como Bahidorá.
Para comenzar, Las Estacas es realmente un paraíso. El río que rodea todo el lugar tiene un color esmeralda cristalino y juraría que con la luz del sol se veían brillos a través de ella. Con el calor que hacía, se antojaba lanzarse, aunque también suponía que estaba muy fría.
Este festival se trataba de encontrarse a través de la música, en el sentido que había muchos proyectos que quizá no eran tan sonados o conocidos a comparación a otros festivales de la capital o el norte del país. Bahidorá de trataba de conectar con la música, la naturaleza y el clima.
La variedad de personas presentes con diferentes atuendos, estilos, cuerpos, orientación sexual y más te hacía sentir que encajabas. En Bahidorá no se sentían las miradas juzgadoras, todos estaban muy cómodos y en un mood chill.
Algo nuevo y diferenciador es la experiencia de acampar. Me sorprendió lo muy preparados que algunos iban. Supongo que muchas personas tenían el ritual de asistir año con año, acumulando conocimientos sobre qué llevarse en próximas ediciones. Carritos, maletas, sombrillas, hieleras, flotables y más.
Algo que me sorprendió es como las personas tenían la paciencia para hacer fila y bañarse. En el parque hay diferentes zonas con regaderas. Para mi gusto el agua estaba a buena temperatura y no me sentía incómoda al bañarme.
La organización del equipo del festival y los asistentes también fue muy buena. Nadie se empujaba o peleaba un lugar. Cuando la música cesaba en un escenario, todos lo abandonaban e iban a otro. También desde temprano el staff estaba despierto por si necesitábamos ayuda o teníamos dudas, cocinaban el desayuno e incluso vendían lo necesario para curar “la cruda”.
El tiempo dentro se pasa tan lento en el día, cuando el calor azota todo. Cuando empiezas a enfiestarte se vuelven más rápidos los segundos. En un abrir y cerrar de ojos las horas han pasado desde el viernes en la tarde noche hasta el domingo en la mañana. Afortunadamente, el domingo puedes disfrutar sin presión las instalaciones como dos albercas, el río, aún música en los escenarios alternativos y darte una última ducha antes de dejas Las Estacas.
Lo más triste de todo es partir, pues después de un fin de semana en el paraíso, tienes que estar listo para volver a la realidad y la rutina de trabajar, pero nada te quitará la experiencia de haber vivido uno de los fines de semana que, si todo va mejor, podremos repetir el próximo año #EnBahidorá
¡Gracias por la experiencia!